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sábado, 14 de abril de 2012

Reflexión sobre la Virgen en la Resurrección por D. Carlos Coloma


En estos momentos de gozo, de alegría, de celebración Pascual, es oportuno y necesario mirar a María. Fijarnos en el modelo que Ella misma nos da.

Seguir su ejemplo, para que nuestra vida también sea un reflejo continuo de Cristo Resucitado.

Feliz pascua de Resurrección.

Reflexión sobre la Virgen en la Resurrección por D. Carlos Coloma.

"¿ Qué es lo que sucede hoy ? Un gran silencio envuelve toda la tierra; un gran silencio y una gran soledad. Un gran silencio porque el rey duerme. La tierra está temerosa y sobrecogida, porque Dios se ha dormido en la carne y ha despertado a los que dormían desde antiguo. Dios ha muerto en la carne y ha puesto en conmoción al abismo. "


Así nos dice este trozo de la "antigua homilía sobre el grande y sábado santo" a la cual hacíamos referencia en la anterior reflexión para este Domingo de Resurrección.


Hoy la tierra enmudecida espera aguardante que llegue el momento de ser inundada por la luz del Resucitado, que la muerte sea vencida, el Cristo triunfante aparezca como Señor de la historia entera por El salvada y redimida a tan altísimo precio.


Hay alguien que aguarda el momento, esperanzada, en pie, sosteniendo y animando la débil fe de los discípulos. Ella ha recibido el encargo de ser la Madre de todos. Ella sabe que Dios es fiel y cumple siempre su palabra y así con su ejemplo nos lo recuerda.


Ella, sola, se encarga que en la ausencia del Hijo la fe no desaparezca de este mundo.
La imaginamos llena de dolor tras la Pasión, aún fresco el llanto y la amarga experiencia de haber sostenido en sus brazos el cuerpo inerte del que es fruto bendito de sus entrañas, de Aquel que aún estando muerto es la vida misma. Ahora aguarda que llegue el momento, reza y sostiene con su oración la frágil fe de la Iglesia que recibirá su fuerza mayor en la Pascua.


Por eso hoy, Ella aparece de nuevo ante nosotros como la Madre de todos los que queremos seguir a su Hijo. Ella, animadora de nuestra búsqueda, alentadora en los momentos difíciles de la tentación y las pruebas. Ella, fuerte ante el aparente abandono de Dios al mundo nos recuerda donde está Dios, de como podemos llegar a El, a no perder nunca la esperanza. Ella nos enseña a confiar siempre, a saber de quien nos tenemos que fiar como nos dirá San Pablo,
Mañana todo cambiará, todo será distinto. Ella de nuevo entonará su Magníficat como el primer Aleluya de una nueva Pascua.


Hoy no la podemos dejar sola. Su soledad debe ser acompañada por nuestro amor sincero. Por la oración y nuestra presencia junto a Ella. Quizás hoy nuestra oración más profunda y verdadera sea simplemente un "Gracias". Gracias Madre por estar siempre ahí, en los momentos bueno y también en los más duros y difíciles de nuestra vida. Gracias por tu fe, entereza, fortaleza y confianza. Gracias por llenar el vacío de este sábado que todos deseamos pase pronto para llegar a la Pascua.

Enséñanos Virgen María a vivir como criaturas nuevas que hemos renacido de nuevo con Cristo al celebrar la Pascua.




Sevilla, 12 de abril de 2012.

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