SEVILLA

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jueves, 7 de marzo de 2013

UN TROCITO DE CIELO EN LA TIERRA


En la tarde-noche del pasado día 6 de marzo, hizo un mes de la partida de una gran mujer, al igual que ya lo hiciera otra, hacia 41 años al encuentro del Padre y de Madre Angelita.

Se celebró su funeral en la Casa Madre de la Compañía de Hermanas de la Cruz,  fue una sencilla EUCARISTÍA, pero llena de una gran emotividad, hacia muchos, demasiados años, que no asistía a la misma en ese recinto sagrado, era la antesala del mismo cielo, me hizo evocar, cuando en mi niñez, era visita obligada a esa casa, cuando estaba bien de paso o destinada en esa casa mia tia, tita Rosario, o con el nombre que le pusieron en la congregación, Hermana Pilar Mª de la Cruz.  Cuantos buenos ratos de correrias por la sala de visitas, que ahora ocupa la capilla donde se encuentra el cuerpo de Madre, junto con mis primos unas veces y otras las menos con mi hermano, que no pudo ir muchas veces, ya que desapareció siendo el demasiado pequeño.

No podíamos dejar de asistir a ese funeral, en principio por la propia fallecida, mujer muy, pero muy sencilla, hasta el punto de entregar a su única hija, (los demas son varones) como era el deseo de la misma, a seguir los pasos de Madre, por su familia, a cuyos miembros conocemos mucho, por Pepe su marido, con el que hemos largo y tendido sobre la salud de Pepita, y como no, por recordar tantos y tan buenos momentos vividos en nuestras visitas a esa casa en mi niñez y adolescencia,

Ver durante la misa a la mayoria de hermanas sentadas en el suelo asistiendo a la Eucaristía, fue lo que más me hizo recordar aquellos años,  quiero, tengo que volver a compartir con ellas otra u otras Misas, ya que es algo que hace sentir el verdadero valor y sentido de nuestra vida.  No he podido hacer esto antes, porque tenía que meditar muy detenidamente todo lo vivido en tan corto espacio de tiempo.


Sevilla, 8 de marzo de 2013