SEVILLA

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miércoles, 17 de agosto de 2011

¡QUÉ "JARTA" ME TIENES!.




La verdad es que me hace mucha gracia, cuando oigo a una madre que le dice a su hijo, hijo mio, ¡qué "jarta" ne tienes!, (para los que no lo entiendan e he de aclarar que "jarta" significa "harta", que está hasta la "coronilla" (vamos) ¡Con lo que quieren las madres a sus hijos!. Lo que pasa, es que como dijo alguien; la paciencia tiene un límite, pero yo estoy convencido, de que la de las madres no tiene fin, aunque a veces disimulan.

Ne gusta la revista de agosto, porque tiene una línea infantil, por lo menos en parte, por eso yo quisiera decir a los chavales que a las madres hay que darles muchas alegrías. Por ejemplo, con buenas notas en el cole, ayudando en las cosas de casa, con muestras de cariño, dándole siempre la preferencia en todo, no siendo caprichosos, comiendo las "lentejas y la verdura", etc.

Me hubiera encantado conocer a Sor Angela de niña, porque oye, que Santa Angela fue
también niña. ¿Tú has visitado la casa donde nació?, si me dices que no, dile a tu madre que te lleve a verla sin falta, está en Santa Lucía, 5 (MERECE LA PENA HACERLO). Yo me la imagino por aquel barrio corriendo de la Trinidad, cuyas calles eran todas de tierra, con una gran cantidad de polvo, y cuando llovía, mucho barro, jugando con sus amigas, pocas, porque no había muchas casas ya que aquel lugar, era de las afueras de la ciudad, ¿Tú sabes que Sevilla, estaba rodeada de murallas?, pues por donde está la casita, tenía la muralla una puerta que se llamaba; "Puerta del Sol"

Algunas veces iría a Misa, al convento de los Padres Trinitarios, en el que trabajaba su padre, aunque creo que iba más a la Parroquía de Santa Lucía, donde su madre cuidaba un altar, en el que estaba la Virgen de la Salud, allí fue bautizada e hizo, su primera comunión.

Si quieres ver esta preciosa Virgencita, pues mira, la tienen las hermanas en la Capilla de Santa Angela, en la casa Madre: vas allí, le rezas y verás que a gusto te encuentras y que contento sales,.

Su madre "abuelita" le llamarian más tarde las Hermanas de la Cruz, debió de ser una santa, que supo guiar a su Angelita por el camino de la piedad, Camino que hay quien no sigue, por no tiene alguien que se lo enseñe, pero por el que se encuentra uno, muy cerquita del Señor y de la Virgen. ¿Tú rezas alguna vez?, estoy seguro que todos los días ¿verdad?.

Todos necesitamos de alguien que nos ayude, desde que nacemos, suele ser nuestra
madre la que nos acompaña, pero tambien, junto a ella, es la Virgen la que nos ilumina el camino, que nos lleva a Jesús, su Hijo, sin tropezar.

Te voy a contar una pequeña historia que leí en una revista misionera salesiana:
"Hace mucho tiempo, en Japón se utilizaban faroles de papel y de bambú con una vela en su interior. Una noche, un señor ofreció a un ciego que había ido a hacerle una visita, un farol, para volver a su casa.
-¡A mí no me sirve de nada un farol!, dijo el ciego, me da igual la luz que la
oscuridad.
-Ya se que a tí no te hace falta un farol para encontrar el camino, respondió
el otro. Pero si no lo llevas, alguien podría tropezar contigo. Por tanto debes
llevarlo para advertir al que viene en sentido contrario".

Algunas veces, nos pasa como si no vieramos, nos ciega la vanidad, el orgullo, la
autosuficiencia y creemos que no nos hace falta la Luz.

Tenemos que estar convencidos de que la luz del Señor que podemos llevar en nuestro
onterior nos protege de muchos tropiezos y ese farolito encendido, que no es de papel como los de Japón, sino de mucho cariño, nos lo pone en el corazón nuestra madres de la tierra, pero, sobre todo, la del cielo: La Virgen.


Luis Cornello Espina, SDB
Revista núm. 32 de Santa Angela de la Cruz
2 de agosto de 2011.

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