Cruz, descanso sabroso de mi vida
vos sea seáis la bienvenida.
Oh bandera, en cuyo amparo
el más flaco, será fuerte,
oh vida de nuestra muerte,
que bien la has resucitado;
al león has amansado,
pues por ti perdió la vida:
vos seais la bienvenida.
Quien no os ama está cautivo
y ajeno de libertad;
quien a vos quiere allegar
no tendrá en nada desvio.
Oh dichoso poderío,
donde el mal no haya cabida,
vos seais la bienvenida.
Vos fuiesteis la libertad
de nuestro gran cautiverio;
por vos se reparó mi mal
con tan costoso remedio;
para con Dios fuiste medio
de alegria conseguida;
vos seáis la bienvenida.
Santa Teresa de Jesús.
Boletin del Calvario 113
Sevilla17 de febrero de 2012
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